lunes, 9 de marzo de 2015

CRONICA VIGILANTE ARTISTICO ENTRADAS ANTIGUAS

Recupero lo primero que escribi el año pasado el primer mes de trabajo como vigilante
Joder que aburrido es un museo
 ¡Que empacho de modernos y hisperts de esos hay en los museos ! No está pagado debía ser riesgo laboral
 Ser vigilante de un museo es ser como un chino en un todo a cien sólo que no se puede tocar y además soy yo el que vigila a los chinos . Reflexiones filosóficas museisticas
 Soy una estatua andante más entre tanto arte artístico, mis pies ,mi cabeza y mis ojos se mueven sigilosamente vigilando a los amantes del arte y cuidando las obras de arte , en realidad soy como un chino en un todo a cien sólo que aquí no se toca y yo vigilo a los chinos. Aquí viene mucha gente. Gente sola gente en pareja, gente en grupo y grupos en grupo. Los más interesantes son los solitarios. Los hay que entran miran y se van, como si se asomaran de hecho es que se asoman .Otros entran y ni miran y se van o miran rápidamente como si buscarán algo y no lo encontrarán o los que miran demasiado. Los que miran con demasiada importancia a veces parecen hasta interesados. La diferencia de los que miran en plan como "yo controlo" y los que controlan o quieren controlar es la naturalidad, miran con naturalidad y sobre todo con curiosidad. Yo creo que aquí radica la diferencia entre lo auténtico y la impostura. En la actitud curiosa frente a una obra. Pueden pasar mirando detalladamente o fijarse en algo concreto y en su actitud se ve que le interesa. Hay algunos que van por la sala como "yo pasaba por aquí", algunos se hacen el interesante y otros en realidad es que pasaban por ahí y de paso miran. Los hay despistados que entran varias veces porque se lían y vuelven a la sala. De los que entran y salen hay dos. Los que entran velozmente mirando y se dan la vuelta y siguen buscando a saber qué y los que entran miran y tranquilamente. Adoptan la postura de pasaba por aquí y salen tranquilamente. La mayoría van con las manos a la espalda y la cabeza muy adelantada hacia los cuadros o llevan un catálogo en las manos y la cabeza muy erguida miran desde sus alturas intelectuales con severo juicio lo que ven.
Las parejas tienen sus particularidades. Hay parejas que frente a los cuadros se sumergen en profundas conversaciones. En otras uno mira de lejos y espera a que su compañía termine de escrutar la pieza elegida o elegidas ante lo cual el que espera adopta postura pasaba por aquí y a ver si termina pronto. Otras parejas también entran y salen aunque suelen mirar y gesticular como exploradores perdidos, es por aquí, no es por allí agitando la guía de la exposición. Hay pareja que entran besándose y salen besándose, ni miran, yo tampoco lo haría.
Continuara………



Patio reina Sofía merendando